sábado, 14 de mayo de 2011

La sabiduría del rostro humano


En su artículo titulado "Alianza de intereses" (El País Semanal), Juan José Millás señala que esta fotografía de una chica paquistaní, de Ali Imam, transmite tenacidad, descaro, indiferencia, miedo, desaliño, rebeldía, extrañeza...
Para Millás el rostro humano es "una combinación diabólica de sustantivos concretos (piel, labios, dientes, cejas, lóbulos, sienes...) y de sustantivos abstractos (belleza, inquietud, tesón, perseverancia, desasosiego, voluntad...)."
En su opinión somos "el resultado de un encuentro gramatical entre lo que se toca (el hígado, la pelvis, el riñón, las costillas...) y lo que se siente (la fealdad, la estupidez, la compasión, la belleza, la hermosura...)."

Este razonamiento de Millás me ha recordado el texto de Antonin Artaud que acompañó su exposición de dibujos en la galería Pierre Loeb, celebrada en 1947. Apunto aquí un fragmento:

El rostro humano es una fuerza vacía, un campo de muerte.
La vieja reivindicación revolucionaria de una forma que nunca se ha correspondido con su cuerpo, que querría ser algo distinto que su cuerpo.
Es absurdo entonces reprocharle su academicismo a un pintor que aún se obstine en reproducir los rasgos del rostro humano tal como son; porque tal como son todavía no encontraron la forma que ellos indican y denotan; y no hacen más que bosquejar, de la mañana a la noche, y en el medio de diez mil sueños, machacados como en el crisol de una infatigable palpitación apasionada.
Lo que significa que el rostro humano todavía no encontró su cara, y que depende del pintor que se le conceda una. Pero esto significa que la cara humana tal cual es está aún explorando con dos ojos, una nariz, una boca y dos cavidades auriculares que corresponden a los agujeros de las órbitas como las cuatro aberturas de la bóveda sepulcral de la muerte próxima.
El rostro humano muestra, en efecto, una suerte de muerte perpetua sobre su rostro de la cual el pintor puede salvarlo devolviéndole sus propios rasgos.
Hace mil y mil años que el rostro humano viene hablando y respirando y uno todavía tiene la impresión de que no ha empezado a decir lo que es y lo que sabe.

Traducción de Martín Caparrós y Christian Ferrer. Artefacto/1. 1996.


Creo que lo comprobamos una y otra vez. A pesar de haber sido representado millones de veces, por pintores o por fotógrafos, parece que el rostro humano apenas ha empezado a decir lo que sabe. Y para comprobarlo, no hay más que mirar el rostro de esta niña mientras se piensa en las palabras de Millás o Artaud.

12 comentarios:

Ana Piera Llorens dijo...

uf...los pelos como escarpias.

Mario Rodríguez Ruiz dijo...

Y que lo digas :)

Mario Rodríguez Ruiz dijo...

Ayer la puse en la pared, sólo para verla mientras pintaba.

Ana Piera Llorens dijo...

me impresiona la cara de la niña,pero más me impresiona el texto de Artaud.

david valentín dijo...

Con tu permiso la cojo para dibujarla.

Mario Rodríguez Ruiz dijo...

Ana, si te impresiona el texto de Artaud(que a mí también me impresiona)prueba a pensar en él mientras miras a alguien a la cara.

Mario Rodríguez Ruiz dijo...

David, me parece genial. Ya me lo enseñarás. Y si te apetece, lo podemos colgar aquí en el blog.

Anónimo dijo...

Que gran entrada Mario!!! Hete aqui la importancia de las palabras y de la lectura, ¡¡tiremos los televisores por el balcón de una vez por todas!! (bueno mejor el lunes que este finde hay carreras).

Mario Rodríguez Ruiz dijo...

Hola Jose
Carreras y elecciones!! :)
Me alegro un montón de que te haya gustado.
Creo que sus dibujos también te interesarán. Son muy peculiares. Con marcas y puntos que el denominaba "de energía". Y situados en una territorio que está al margen del arte. O al menos a él le hubiese gustado que hubiese sido así.

Mario Rodríguez Ruiz dijo...

Por cierto, ya he visto que has colgado el proceso del retrato de Daniel. Cuando lo acabes me gustaría poner un post.

Anónimo dijo...

Vaya pues yo lo había dado ya por finalizado, pero si me dices eso es que no está, le daré un repaso. Buscaré algo de Artaud también ya me ha picado la curiosidad.

Mario Rodríguez Ruiz dijo...

Me refiero a lo que estuvimos hablando de oscureccer algunas cosas del pelo, y de unificar los mechones de la zona de la derecha. ¿Te acuerdas?