martes, 28 de abril de 2009

AATXE



Entre una obra de arte y sus referentes existe una relación mágica. Si alguien consigue que te detengas, para que percibas por un momento las cosas como él las percibe, puede que ya no vuelvan a ser las mismas para ti. Eso me ocurrió con el texto de Alejandra San Miguel titulado Otra canción sin terminar por tu culpa. Después de leerlo, esa tierra de nadie que se extiende entre la Escuela y la Avenida de Novelda ya no volverá a ser la misma para mí.

Otra canción sin terminar por tu culpa
Estoy cruzando el solar vacío que ataja la escuela con la parada del 24, hablando de cualquier cosa que ahora soy incapaz de recordar y entonces sucede: unos segundos apenas de silencio y me embarga un sentimiento sobrecogedor de añoranza de algo que no se qué es.
Sólo unos segundos.
De repente un coche, ha llovido y la música de las llantas en el pavimento mojado, el olor de las plantas del jardín de ese adosado, la luz grisácea del medio día nublado, la humedad del aire después de la llovizna, esa poca estática que queda bailando en la nada del aire, todo alrededor de mí, como un deja vú, como un reclamo.
Entonces reconozco, como si fuese algo mucho más viejo que yo, la lluvia, la que llevo dentro de mí.
... Por que cuando llueve no es que llueve.
Lluvia sobre mi ciudad.



El blog de Alejandra San Miguel y Susana Tudela ha sido creado “desde el amor y éste como última cruzada”. Realmente, sus textos parecen girar alrededor de batallas. O puede que sea la misma batalla, que se repite.

Quisiera darte la mitad de mi vida, o dártela entera si supiera que eres capaz de disfrutarla.
Quisiera enseñarte lo bonitas que son las montañas, las noches de luna llena bajo las estrellas. Quisiera enseñarte las copas de los árboles desde una cueva en lo alto de la montaña al anochecer. Quisiera correr contigo por la playa, con las olas viniendo a saludar de cuando en cuando tus pies descalzos.

Quisiera hablarte de la libertad del alma, y que me entendieras.

Quisiera no hablar con tu mente consciente, sino con la sabiduría infinita que habita en todos nosotros.

Cuando nuestra mente se convierte en un juguete roto, ese juguete nos da de todo menos placer.

A veces es tan difícil saber distinguir lo de dentro de lo de fuera…

Quisiera poder hablarte de la libertad de mi alma, de la fuerza que percibo en mi interior, de mis sueños, de mis sentimientos. Quisiera poder hablarte de ti.

Quise luchar por ti hasta el infinito, nadie puede luchar por nadie más que por sí mismo, nunca podré pensar por ti, sentir por ti, vivir por ti. Nunca podré enseñarte lo que aprendí en mi camino.

Yo no tiraré mi vida a la basura, yo no ahogaré mis ojos en lágrimas eternas.

A veces quisiera huir, lejos, libre de responsabilidades que no son mías, de un amor que yo no elegí sentir.

A veces…

Quisiera…


Extraído del texto A veces quisiera. De Susana Tudela.

1 comentario:

Alé! dijo...

Lagrimones!
Que bonoto Mario, muchas gracias; estas son las alegrías que me animan a seguir escribiendo en esos momentos en los que dudo si mis palabras llegan a las personas más allá del acto de leerlas...
muchas gracias de corazón!